Tanto en un sitio de comercio electrónico como en una aplicación web o móvil, hay un conjunto de funcionalidades que sirven para satisfacer las necesidades y requisitos de los clientes. Y por funcionalidades entendemos, por ejemplo, en un contexto de comercio electrónico: la posibilidad de crear una cuenta, iniciar sesión, buscar un producto, añadirlo a la cesta, proceder al pago, etc. Pero, ¿qué ocurre si una de estas funciones no funciona correctamente, no satisface la necesidad? Dependiendo de la importancia que el cliente le dé, el impacto en su satisfacción puede ser muy negativo y, en algunos casos, puede incluso impedirle completar su viaje.
Por lo tanto, es esencial establecer formas de comprobar que cada característica se comporta como se requiere. Aquí es donde entran en juego las pruebas funcionales.
Una prueba funcional verifica que un producto de software se comporta adecuadamente en el contexto de un uso real y cumple los requisitos funcionales. Cada funcionalidad de la plataforma se prueba para garantizar que satisface las necesidades del cliente.
Estas funcionalidades y la forma en que deben reaccionar cuando los usuarios las utilizan en cada situación se determinan en una especificación o marco de requisitos. También se incluye el nivel de criticidad de cada requisito, es decir, la importancia que el cliente le otorga. A continuación se redacta un cuaderno de aceptación en el que se enumeran los diferentes casos de prueba y los escenarios asociados, incluyendo una serie de acciones que deben llevarse a cabo para validar estas funciones. El objetivo de la prueba funcional es ejecutar estos escenarios y comprobar, para cada acción, que el requisito cumple con los criterios de aceptación y las necesidades de los objetivos.
Una prueba funcional es en realidad una familia de pruebas que consta de varios niveles de prueba:
Una buena práctica es realizar pruebas desde el principio y en todas partes, desde el diseño de la interfaz hasta su lanzamiento y más allá. De este modo, puede establecer pruebas funcionales en todas las etapas de su proyecto: en sus entornos de montaje, aceptación, preproducción y producción, justo antes de implementar una nueva función, y después, cuando realice una actualización, una corrección o una evolución en una función ya existente, cuando descubra una anomalía, pero también de forma regular para ser lo más reactivo posible en caso de errores y minimizar el impacto en la satisfacción del cliente .
Por último, es importante automatizar las pruebas funcionales que integrarán sus campañas no regresivas si quiere entregar y desplegar regularmente en producción.